Tras un viaje en avión de más de cuatro horas, llegamos desde São Paulo a Manaus, capital de Amazonas. Tras un par de horas esperando en un hotel (con un minizoo y todo) a que el barco estuviera listo, nos dirigimos al puerto. Desde allí los estibadores llevaron nuestro equipaje (se debieron acordar de nuestros antepasados pues excepto a la abuela, nos llevamos casi todo, incluido al abuelo) al barco, donde empezaba nuestra travesía por el mayor río del mundo, y con ella nuestra última gran aventura en Brasil (aparte del traslado claro, que es casi una aventura mayor).
En el barco nos esperaban con el típico coctail que nunca se sabe de qué está hecho y con los típicos documentos que te toca rellenar y que yo estoy casi seguro (casi?) que nadie, nunca, jamás utiliza para nada.
Desde la cubierta del crucero pudimos contemplar el atardecer con una magnífica puesta de sol en un río casi tan grande como el mar...
21 de Enero
Por la mañana nos fuimos a hacer un paseo por la selva del río Solimões, que es en realidad un trozo del río Amazonas. El Amazonas es tan grande, que a lo largo de su trayecto hacia el mar recibe distintos nombres. La selva es impresionante pues al adentrarte en ella se apaga la luz de espesa que es la cobertura vegetal. La humedad es tan grande que ni Camacho en sus mejores tiempos tenía manchurrones mayores que los míos en las axilas. Y eso que yo no sudo. Yo transpiro.
En este primer paseo nos mostraron diversas especies animales y vegetales. Interesante pero algo decepcionante para quien espera encontrarse con un rinoceronte amazónico enfurecido corriendo descontroladamente hacia su mujer...
Por ejemplo, al rascar con un machete el tronco de un árbol, aparecían unas hormigas grandes y peligrosas (Uy qué miedo una hormiga!). Aparentemente el veneno de la picadura de una, es dolororísimo (como pillarse los c... con la tapa del piano), pero la picada de varias a la vez puede ser mortal (como mi cuñada cuando se enfada jugando a tenis). En una ceremonia de iniciación, los indígenas se ponen un guante lleno de estas hormigas para demostrar el valor (y la falta de neuronas).
Con la corteza de este árbol se pueden tejer cuerdas de una enorme resistencia. El guía me regaló la pulsera al acertar una pregunta (no me podía estar calladito, no) y la tuve que llevar durante días. Afortunadamente la pulsera no era tan resistente y se rompió al llegar a Milán (o se suicidó de saudade de Brasil...)
Una raiz en forma de cabellera. Dicen que Bob Marley se las ponía en la cabeza cuando ponía las rastas a lavar.
En la imagen un bello tucán de pico de color azul turquesa (superfashion de la muerte)
Y una imagen del perezoso. Y no es mi hermano mayor, no, que es un animal (bueno otro animal).
Una muestra de algunos frutos del amazonas (casi todos con un gusto horribilis). Juro que me sabía el nombre pero se m'ha olvidao seño...
Al atardecer nos fuimos a pescar pirañas. Y sí que pescamos sí. El mejor mi suegro, el muy abusón que no paraba de sacar una tras otra. La guía nos deleitó con la samba de la piraña que es el baile que baila el susodicho animal cuando se cae dentro de la barca. Mola mogollón, sobre todo cuando le muerde a alguien en los tobillos...
22 de Enero
Lo primero que hicimos fue darnos un madrugón para ver el amanecer en el río. Y la verdad es que valió o la pena. No sólo pudimos observar la belleza del sol y de las nubes al alba (al aaaalbaaa al aaaaalbaaa, al aaaaalbaaaa al aaaaalbaaaa, quiero que no me abandones, amor mío al aaaaalbaaaa!) sino que pudimos contemplar todo el esplendor de la vida que se despierta con la luz.
Para muestra un botón, o como dicen en Brasil "um boto cor cinza" o sea un delfín gris de agua dulce.
Las aves y las personas también empiezan pronto su actividad diaria. Aunque yo diría que no llevaban mucha prisa que digamos...
En las márgenes del río se podía observar un fenómeno de colaboración muy curioso. Unos orificios que ofrecen abrigo cuando el río está bajo a las aves para hacer sus nidos, y cuando está alto y quedan sumergidos sirven para que los peces hagan los suyos. Un bello ejemplo de colaboración entre distintas especies animales. Sin comentarios.
También pudimos observar a un brasileño, perdón, quiero decir un perezoso, o preguiçoso como le llaman aquí. Yo creo que en realidad los guías lo han disecado y lo han pegado a la copa de un árbol, porque identificarlo en medio de la selva realmente resulta prodigioso...
Luego visitamos un sencillo poblado a las márgenes del río, donde una amable familia nos explicó su forma de vida.
También nos explicaron el proceso de la mandioca, que atención, es venenosa y tiene que someterse a un proceso previo de cocción para eliminar el veneno. Menudo trabajo para hacer unas patatas fritas!
A medio día y llegados al barco, la simpática y polifacética tripulación nos "deleitó" con una selección de canciones de distintos países y regiones de Brasil. En fin, un poco lamentable pero simpático. Piro, uno de nuestros guías, era el director del espectáculo "Piro-musical" como en Montjuic pero en vez de fuente, el río, y en vez de una cervecita, caipirinha...
Por la tarde nos fuimos a visitar los nenúfares gigantes (llamados Victoria Regia en honor a la reina de Inglaterra). Antes de llegar, unos graciosos monitos hicieron las delicias de grandes y pequeños. Obsérvese el gran parecido que presenta el primero de la imagen con una de mis hijas (lo dejo como ejercicio para el lector).
Como yo tenía mucha hambre, un monito solidario se apiadó de mí y compartió un trozo de plátano conmigo. Si es que Marx tenía razón, "el plátano es el opio del simio"...
Y aquí pudimos observar los nenúfares gigantes, que a ver, para que engañarnos, no dejan de ser unas plantas bonitas pero que no matan. Una de ellas tenía la forma de un corasón partío...
A continuación esperamos al atardecer en la barca en medio del río. Y allí pudimos observar uno de los más bellos paisajes que jamás hayan contemplado estos ojitos estrábicos... Un atardecer como pocos. Hasta mi hija mayor hizo unas fotos flipantes. Esta de la abajo es una de ellas.
En el río nos cruzamos con un lugareño que practicaba la pesca con arpón, que yo no me lo acabo de creer. Aunque pensando en lo contento que estaba el indígena bien podía ser cierto. "Ostia, no veas lo que me ha costado, toda mi vida intentándolo pero al final he pescado al cabronazo. Mira unos turistas, vamos a enseñarles mi proeza"
Tras algunos intentos infructuosos, uno de los guías consiguió subir un pequeño jacaré a nuestra barca. Para mí que los guías los van cambiando conforme se los van comiendo los cocodrilos, porque mira que meter la mano en el agua para sacar uno, tiene narices...El pobre bicho tuvo que aguantar las caricias de todos los que estábamos en la barca y se tuvo que hacer fotos también con todos. Seguro que se sentía un poco Lionel Messi en una rueda de prensa..."Hola soy el Lagarto Guancho!"
23 de Enero
Otro madrugón más, esta vez par ver el famoso Encuentro de las aguas del río Solimões y el río Negro. El Solimões es color caca (por el barro que arrastra debido a su mayor velocidad), mientras que el Negro es color Coca Cola (debido a la descomposición de las hojas de los árboles causada por la lentitud del río). En el primero la vida es más abundante que en el segundo, por contra eso mismo se vuelve una ventaja cuando se trata de los mosquitos. Como el PH (la acidez) y la temperatura de los dos ríos es completamente diferente, no se llegan a mezclar hasta una gran distancia tras su unión.
Luego fuimos a visitar la ciudad de Manaus. Allí entramos en una iglesia que está junto al Gran Teatro y que estaba adornada con unas vidrieras modernas que creaban un delicioso efecto de luz y de color.
El Gran Teatro de Manaus, es sede de espectáculos de ópera y ballet. Es como una contradicción gigantesca: en medio de la naturaleza salvaje, lo más refinado de la civilización y de la cultura: el bel canto...
Vimos también algún palacio (cerrado) que contribuyen a la singularidad de la ciudad (y a nuestro cabreo con el guía por no habernos advertido de que estaría cerrado)
Para finalizar, un paseo por el mercado central, lleno de pescado, fruta y delincuentes. Estos últimos y a pesar de ir acompañados, no nos dejaron disfrutar de verdad de su encanto.
24 de Enero
Por la mañana el tradicional paseo por la jungla. La sudada y las lecciones de nuestro guía, Piro, que nos enseñaba su técnica de supervivencia, o sea Pirotecnia.
Un techo artesanal que NO te protege para nada de la lluvia.
Una peligrosa hormiga atómica.
Una ranita camuflada
Y un sapo también camuflado
Una bella playa en el río
Un gavilán con sus nidos. Menudo trabajo que le dan al pobre...con lo bien que estaba en la casa de sus padres...
Una hoja que parece una barca (o era una barca que parecía una hoja?)
Papagayos (aquí conocidos como Araras)
Un arrozal salvaje (tipo Conan, más o menos)
Una orquídea silvestre en la copa de un árbol, alto, alto....
Un bello arco iris doble!
25 de Enero
Una vez más, paseo por la jungla, con barro, sudor y lágrimas (las que derramábamos al recordar el aire acondicionado del barco)
Mama, mama, una arañita!
Visitamos un poblado con su pequeño puerto fluvial...
...su autobús escolar
...y su escuela
Como colofón del día visitamos un lugar frecuentado por el famoso Delfín rosa o Boto cor de Rosa. que en efecto es de ese color (la parte ventral)
Son animales curiosos, sociales, y no tienen miedo al hombre (ni a la mujer, ni a mis hijas, que ya es decir)
Otra vez madrugón para vez Amanecer en el río. Esta vez pudimos ver una tormenta a lo lejos, que por suerte no acabó alcanzándonos.
Aquí parecen los pájaros de ese corto de animación tan simpático de la Pixar...
Otro perezoso. Por la postura sólo le falta la tele y el whisky.
El hotel palafito, ideado por Jacques Cousteau (lo que me ha costado escribir el nombre, Dios...). Todo un lujo en medio de la mata.
Hermosas aves, adornaban el paisaje por doquier.
Un arrozal salvaje, que dificultaba con sus raíces acuáticas el avance de nuestra barca.
Una castaña de Pará.
Preparando una torta de mandioca.
Una boa, vivan los novios!
Esa de ahí es mi mano, antes de que un curandero me la amputara tras ser mordido por esta simpática serpiente.
A veces la naturaleza juega con la vista. Eso que parece un tronco, es en realidad...un tronco.
Esta amable señora nos explicó con pelos y señales cómo se hacía la recogida del caucho (borracha). La vida del recolectador de caucho era algo peor que la de un esclavo durante el imperio romano...Eso sí, los señores del caucho vivían como auténticos virreyes.
Estos eran los instrumentos de recogida.
Y aquí podemos observar el método de extracción.
Luego con el humo y el calor del horno iban formando una bola enorme de caucho que era la que se comercializaba más tarde.
Al final de la jornada y como recompensa, nos dejaron bañar en el río. Entre el color coca-cola del agua, el fango del fondo, las algas, y la seguridad de estar rodeados de anacondas, jacares, y esos pececillos que se introducen en el conducto urinario, la verdad es que disfrutar, lo que se dice disfrutar del baño, no se si es la descripción correcta. Eso sí, nos bañamos con un par...
27 de Enero
Ya era el último día. Oh que pena, que dolor... Pues no. Decidimos agotar hasta el último aliento (y el último real) en un último paseo para visitar un poblado indígena más auténtico (o eso creímos).
Como la belleza de las imágenes habla por si sola, pues eso, voy a dejar que ellas sean las que cuenten el final de esta historia...
Y con la sonrisa desdentada de este despreocupado niño indígena, la familia Marín se despide con saudade de este hermosísimo país, casi continente, de bellos paisajes, naturaleza estremecedora, gente arrogante, gente encantadora, carreteras con agujeros negros, lavabos donde se tira el papel higiénico en un cesto, botellas gigantes de colutorio, churrascos inolvidables, pedazos de carne sabrosos e interminables, picanha, cerveza helada, samba y feijoada, palmito como jamás pudimos imaginar, evolución constante, atascos monumentales, lluvias torrenciales, agua y desierto, amistad y desconcierto.... y precios de abuso.
Amazonas, Enero de 2012, últimas vacaciones en Brasil (de momento...)