diumenge, 27 de juny del 2010

2010/06 - 1er cumpleaños de Embú



Embú, nuestro cachorro (perrito) de Shih Tzu, ya tiene un año. La verdad es que se ha pasado volando.

Aunque es un perrito mono y tal, la verdad es que esconde dentro una fiera. Cuando se enfada es como el demonio de Tansmania. Se transfigura que da un miedo que no veas. Solución: Embú tiene un personal trainer (o un dog trainer en su caso) para calmar su genio... Aunque en ese sentido es digno miembro de nuestra familia. Yo estoy por contratar el mismo entrenador pero para toda la familia...
Su genio no quiere decir que no haga caso. La verdad es que hace un montón de monerías tipo: siéntate, da la patita, la otra, túmbate, da vueltas, etc. Parece un perro de circo. Ah, y lo mejor de todo es que le dices "Embú nem a dormir" y el cabronazo se levanta y se va a su sitio a dormir!

Como un intento para bajar la testosterona, le hicimos un cambio radical. Exacto, sólo de pensarlo ya duele: lo tuvimos que castrar. Ahora es menos peligroso que un manco jugando a billar...Aquí lo tenéis hecho toda una princesita...


En fin, Sao Paulo, Brasil, Perrolandia.

3/6/2010 - Campos de Jordao


No, no se trata de un campo de refugiados en Hebrón o Cisjordania. Se trata de nada más y nada menos que "La Suiza brasileira"...

Y así es. Un poco cartón piedra, pero en efecto contiene todos los elementos necesarios:
  • La montaña más alta de Brasil
  • El ferrocarril más alto de Brasil
  • La ciudad más alta de Brasil
  • Chocolate caliente
  • Fondues de queso
  • Casas estilo tirolés
  • Y lo màs importante de todo: fresquito
Aunque todo un poco light: la altura es menos de 2000 metros, la temperatura de 10 grados, las casas demasiado nuevas...
Pero qué más da cuando de lo que se trata es de lucir la ropa de invierno del armario. Porque recordemos queridos seguidores de este nuestro blog, que en todo el país, frío, lo que se dice frío no hace. Así que la temporada alta en Campos de Jordao es el invierno, donde hace algo de fresquito y podemos lucir el palmito con lanas, pieles y abrigos. La peña femenina parecía clasificada en dos tipos:

- Las que vestían minifalda o shorts, con medias negras y con chaqueta corta

- Las que vestían botas de caña alta, con vaqueros o pantalones similares y chaqueta corta.

Aunque no os llevéis a engaño. No es nada cutre. Es supermegachic! Con tiendas de moda, restaurantes acojonantes, luces de colores por todos lados, lareiras (hogares) por doquier... una chulada. O sea, donde se reúne la pijería de Sao Paulo. La pijeria y nosotros, claro está...
Los paisajes y las actividades son de primera, y todo a un par de horas de la megápolis. Bueno, dos horas si te sabes el camino, sino, te pueden dar las uvas, ya que el tráfico no permite errores, pues dar la vuelta puede significar una horita más...
El primer día hicimos un par de excursiones. La primera hasta el Morro del Elefante, una montañita a la que se llega con un telesilla bastante acojonante y que tiene una vista sobre la ciudad de Campos realmente bonita.
La segunda excursión fue con un ferrocarril, nada destacable, que nos permitio disfruar de bonitas vistas de los valles vecinos. El ferrocarril, eléctrico, no era un dechado de velocidad, 20 Km /hora, lo cual no impedía al mismo moverse para todos lados de forma endemoniada. En fin, una especie de taca-taca sobre vías.

Por la tarde un concierto al aire libre y por la noche una cena a base de fondue: de carne, de queso y de chocolate. Todo light, por supuesto...

Al día siguiente nos fuimos al Ecoparque, que es como el Llac de Sant Maurici, pero transformado en un parque de atracciones de montaña. El lugar es una preciosidad y es una demostraciòn más de que lo brasileiros son unos artistas para lo que llaman "lazer", o sea, divertirse. Hicimos un paseo a caballo de una hora, con las consecuencias correspondientes en donde la espalda pierde su nombre. Luego un chute de adrenalina con una tirolina flipante encima del lago. Después almuerzo a base de trucha (pescada en el lago) y la tarde paseos al sol y disfrute de la naturaleza local. Luego de vuelta al hotel nos pasamos por una fábrica de chocolate, con las consiguientes consecuencias en nuestros michelines y de ahí a la piscina hirviente de nuestro hotel. O sea, un estressssss.

Este sábado estuvimos en el Horto Florestal. Una reserva natural de mata atlántica, llena de flora y fauna local. Una reserva de araucarias, que son como pinos espectaculares que dan unos piñones tan grandes como un dedo. Dentro, un trenecito te lleva a dar un paseo delicioso. Y no estuvimos sólos, no, nos acompañó todo el tiempo la lluvia. Esa vieja compañera de Sao Paulo, que parece no querer abandonarnos. Eso sí, cuando nos fuimos, y ya viene siendo costumbre, apareció el sol.

Intentamos ir a Pedra de Baú, una montaña singular tipo Montserrat, aunque no conseguimos llegar porque el camino, de tierra, of course, estaba totalmente enfangado y la verdad es que no teníamos ganas de reproducir una escena de Jurassic Park...

Para comer fuimos a un restaurante rústico de la carretera, donde nos amenizó la velada un cantante de country, que cantó todas las canciones que cantamos en la familia para navidad. Bueno, todas no, "dame veneno que quiero morir" no la llegó a cantar.

Sao Paulo, Brasil, the Universe...