dimarts, 10 d’agost del 2010

2010/07 - Bonito



Primer dia: Bonito

Llegada al aeropuerto (minúsculo) de Bonito. Seguramente el aeropuerto más seguro del mundo. En qué baso tamaña afirmación? He aquí unos ejemplos:

  • Los billetes lo rellenan a mano (y a velocidad de tortuga coja)

  • No te piden los billetes en la entrada (podría entrar cualquiera, aunque como todo es tan pequeño aquí la gente se conoce hasta a los turistas)

  • No hay un arco voltaico pero te pasan un escáner de mano (sólo a las personas, el equipaje de mano ni lo miran)

  • Entramos como tres botellas de agua (porque nos dejamos la metralleta, la bomba de mano y el kalasnikov en la habitación del hotel, que si no…).


Probablemente la única ciudad que tiene nombre de atún. Yo incluso esperaba que todos sus habitantes fueran o guapos o calvos. Pero ni lo uno, ni lo otro. Será porque Bonito está en un enclave privilegiado, regado por ríos de aguas transparentes, cuevas alucinantes, bosque (cerrado ciliar) maravilloso, animales sueltos por doquier? Será por eso? Sin duda de ahí le viene el nombre porque por lo que respecta a la ciudad en sí de bonito nada de nada. Más bien feíto. O feísimo. O requetefeo. Calles por asfaltar, luces escasas, edificios feos y mal mantenidos. En fin, un desastre de ciudad. Pero precisamente aquí radica su encanto. Ese problema de infraestructura hace de la ciudad de Bonito una región todavía por explorar y por tanto aún no sufre las consecuencias de la sobreexplotación turística. Eso sí, pasta para montar fiestorros para el festival de invierno (atentos seguidores del blog, aquí es invierno), con actuaciones, baladas (disco), mercadillos,  sí que tienen. También tienen un acuario, nada destacable, aunque la gracia estaba en que teníamos una guía del acuario que nos explicó con pelos y señales cómo era cada pez, cómo se reproducía, cómo se alimentaba, cómo crecía, cómo se comportaba, sus hábitos, cómo cagaba, en fin, un curso de piscicultura en fascículos a todo color encuadernados en cinco bonitos tomos...
La gente es amable, simpática y …fea, tampoco es bonita, no, no (ya lo he dicho antes, pero quiero dejarlo claro). 
Como nos confunden con argentinos, constantemente nos vemos sometidos al siguiente diálogo:
- De dónde son? (preguntan con un cierto tonillo despectivo esperando que confesemos nuestro pecado, o sea, confesar que éramos argentinos)
- Somos de España, pero vivimos en Sao Paulo
- Ah sí? (ahí les cambia la cara y ahora muestran interés de verdad) de que parte?
- De Barcelona
- Oh, qué ciudad tan bonita, y el Barça…. (y de ahí ya pasan a nombrar los jugadores del Barça y felicitarnos por el mundial, como si fuéramos nosotros los que metimos el gol contra Holanda)
- Cuánto tiempo hace que viven en Brasil (lo dicen por que las niñas hablan un portugués que te cagas y mi mujer y yo también te cagas pero de mal…)
- Un año…
- Y por cuánto tiempo van a estar
- Por tres años.
- Y en qué parte de Sao Paulo viven
- En Alto de Pinheiros
- Y dónde trabajas (como lo oyes, te preguntan dónde trabajas, y no te preguntan cuánto cobras porque ya nos cansamos del interrogatorio y nos damos el piro)
Los restaurantes buenos y baratos, con churrascos de carne y de pescado de río (ojo, aquí los pescados de río pueden ser tan grandes como atunes no las sardinillas que tenemos nosotros en España). Picanha (si queréis saber lo que es tenéis que venir a vernos), costela, piraputanga (no es un taco, es un pez), caldo de piranha (que dicen que es afrodisíaco, por lo que yo no probé ni un chupito, ya que ya se sabe que no conviene abusar), linguiça (que es como una butifarra pero de vaca), traira (otro pez), dorado (otro pez) y unos postres que si mi hermano mayor los probara, se le pondrían de punta hasta los pelillos de los dedos de los pies. Todo ello acompañado de arroz, feijão y otras fruslerías light. Por cierto, no hay que olvidar que piranha se utiliza como ya dijimos en ediciones anteriores del blog, para designar a una PUTA. Eso mismo. Pa que vamos a andarnos con rodeos…
El hotel es una Pousada, nueva, con habitaciones más que dignas y un desayuno correcto. Girasol es su nombre por si queréis emular a vuestros héroes de Blog.


Primer Día: Praia da Figueira


La playa de la Figueira es la playa de un precioso lago de agua dulce en el interior de Bonito. Recibe su nombre de un árbol homónimo que como todo lo que hay en Brasil es de un tamaño flipante. Aparte de dar unas frutillas insípidas que sirven de alimento a las aves, sirve para albergar un redario. Y qué es un redario, os preguntaréis todos, oh ansiosos y voraces lectores de este blog? Pues es nada menos que un lugar de reposo, donde se concentran bajo la sombra del árbol un conjunto nada desdeñable de redes o hamacas para descansar y echar la siestecilla...Si cuando yo digo que a la hora de pasárselo bien los brasileños no tienen competidor...
En la playa, todo lo necesario para disfrutar: bar, tumbonas, sombrilla. Nosotros nos dimos un paseo en un barco a propulsión animal (o sea, un bote de pedales) y un kayak. 
El lago, oscuro por la disolución de algas y otras plantas, está lleno de peces enormes que se alimentan con las cosillas que les arrojan los turistas.
Para darle un toque exótico al lugar, en plan Indiana Jones, la playa cuenta con una avioneta que se estrelló en la playa y que dejaron abandonada en ese lugar, como podéis observar en la imagen inferior.

De este lugar conservamos un simpático recuerdo:

 sentirnos como en una plaza de alimentación en un centro comercial, donde el alimento éramos NOSOTROS! a causa de 
las picadas de los mosquitos lugareños, que reciben el curioso nombre de pernilongos (que me aventuro a pensar que viene de pernil+hongos). Los puñeteros bichejos, cuando te pican, apenas lo notas, pero enseguida ves un punto rojo de sangre rodeado un un halo de piel rojiza. Al cabo de unas horas empieza a picar y picar, y no te deja de picar hasta al menos una semana. Luego se forma una pequeña costra de sangre que acaba por desaparecer lentamente (eso sí, sin dejar de picar ni un solo instante). Cada uno de nosotros se llevó unos 20 o 30 de esos recuerdos, y no lo digo por ser de Motril, que lo digo de corasón...



Segundo Día: Flutuação no Río Sucurí


El Río Sucurí. En la guía decía que recibe su nombre por el animal, que en invierno, abandona el agua y se calienta al sol trepando por las ramas de los árboles. Qué animal será? Nos preguntábamos con curiosidad, mientras nuestro guía nos decía que el río recibía ese nombre por su forma sinuosa. Más tarde nos enteramos que Sucurí es el nombre que le dan aquí a las ANACONDAS! Y el río lógicamente recibía ese nombre por contener alguna en sus limpias aguas. El fondo calcáreo hace del río una piscina cristalina, llena de peces de todo tipo. En la imagen podemos observar el famoso pez globo! (poco antes de pedirme el divorcio al ver esta foto publicada, claro).




Tercer Día: Gruta do Lago Azul


Gran decepción para los que esperábamos ver en su interior a Brooke Shields en taparrabos, como en la vieja película. En definitiva una cueva más, eso sí, con un color azul que no necesita photoshop ni nada. Sale así él solito. Difícil de fotografiar por la escasez de luz, todo el mundo comentaba, ala que foto más chula, claro que con esa cámara...Y una leche! No son las flechas es el indio...y yo de hacer el indio sé un rato. El descenso a la cueva, bien. El ascenso, bien...jodido. A algunos (a mí no, claro, a un amigo) les faltaba el resuello, que parecían vacas a punto de parir. Todo lleno de estalactitas, y estalagmitas como en mi nevera: esta lactita de cerveza, esta lactita de cocacola...(esto es en honor a Barragán, uno de los grandes filósofos de nuestro tiempo).





 Bote no río Formoso

Hicimos un descenso en bote por el río Formoso en plan descenso por los rápidos del colorado. Pertrechados con chaleco salvavidas y dispuestos a darlo todo...El agua, fresquita que te cagas, entraba en el bote por todos lados cuando bajábamos un rápido, y luego claro, estaba el típico graciosillo/a, que empezaba con el típico:
- a que te mojo!
- Joder, a que te mojo, no, que ya me has tirado un cubo de agua por encima de la cabeza!
- Uy, perdón! Quería mojar al guía!
- Pues a ver si afinas la puntería...
Y ala, a la batalla de agua, con la pala, el cubo, las manos, y lo que hiciera falta. Luego se aproximó otro bote, y al ponerse a tiro, otra vez la cancioncilla...a que te mojo! y vuelta a empezar.
Al final estábamos tan mojados que cuando el guía nos propuso bañarnos en el río, lo aceptamos con resignación. Del agua volvimos a toda pastilla, cuando vimos que nos observaba voraz una serpientilla (la sucurí de 4-5 metros que aparece en la imagen). Cuando se lo cuente a mi madre...Me he bañado con una anaconda, en plan Felix Rodríguez de la Fuente en el hombre y la tierra! (amigo Féeeeeelix, cuando llegues al cieeeeelo, amigo Féeeeeelix, hazme sólo un favoooooor; Enrique y Ana forever!). El guía nos echó una mano para subir al bote (bueno, a una le echó dos o tres manos, a parte de los dos ojos, los pies y alguna otra parte del cuerpo al observar el tanga que lucía debajo del chaleco salvavidas), y continuamos impertérritos nuestro venturoso viaje por las cálidas y oscuras aguas del singular río Formoso. 



Cuarto Día: Grutas de São Miguel 


El acceso a las grutas se realiza a través de un camino suspendido (como un largo puente tibetano) que le da algo de emoción al tema. Esperando la salida pudimos ver un lobinho, o sea, un lobo de pequeño tamaño aunque de aspecto amenazador. La gruta llena de formaciones interesantísimas para geólogos y espeleólogos nos deparó alguna que otra sorpresa sea en forma de curiosas formaciones calcáreas (toma ya cultura sin fronteras...) y de animales silvestres, como el murciélago de la imagen.






Estancia  Mimosa

Aventura por la trilha (sendero) interpretativa (?) de la mata ciliar (no será ciliar administrativa?) del Río Mimoso, donde viven numerosos animales. Varias cachoeiras, plataformas de salto y piscinas naturales, hicieron la delicia de infantes, dolientes y fotógrafos aficionados. Un simpático jacaré nos vino a visitar para que le diéramos algo de comer. Yo quería darle de comer a mi mujer, pero no coló y nos conformamos con darle de comer algo de pollo y otras fruslerías de ese tipo. 








Quinto Día: Pantanal


Primero hicimos un paseo en barca por el río. Allí recibimos una inesperada visita. Subió al barco una serpiente, con una pinta, fea, fea, fea... Delgadita y larga como un día sin pan. Verde toda ella, y arisca que no veas. Hacia con la lengua eso que hacen las serpientes...buzzzzz! Que daba un cague que pa qué, Para complicar el asunto se enroscó en el timón del barco, por lo que el piloto, no muy avezado en estos temas, tuvo que alejarla con una caña de pescar. En la imagen se ve cuando se alejaba coquetuela del barco.
Durante la travesía hicimos una parada para pescar piranhas. Yo pesqué una y un pintado. Las niñas pescaron un par cada una, y mi señora no se estrenó.
Luego una segunda parada para dar de comer las piranhas a un cocodrilo (jacaré). Y luego, gran decepción, no pescamos un cocodrilo para dárselo a un dinosaurio... Eso sí, por la noche nos comimos nosotros un trozo de cocodrilo. Y es que el hombre es el mayor depredador (ya lo decía  Swazzenegger, en su famoso refrán: hasta la vista baby...)





Después, almuerzo pantanero, que como toda comida brasilenha se basa en arroz e feijão, junto con carnes, ensaladas, farofa (una especie de harina tostada como las migas) y postres dulces a base de leche, azúcar y frutas.
Luego un paseo en una camioneta abierta, en plan safari, donde pudimos disfrutar de la visión de numerosos animales. Pájaros, jacarés, osos hormigueros...En la imagen una capibara, que es el mayor roedor del mundo (a parte de mi abuela que en paz descanse...)






Sexto Día: Cachoeiras do Rio do Peixe


Aquí ya dejamos a un lado la observación y pasamos directamente a la acción. Nos estuvimos bañando en todas y cada una de las cascadas del río, en plan jacuzzi natural. Saltamos sin temor desde las alturas (bueno, yo no salté, pues me duele el oído y tal), nos deslizamos desde las tirolinas sobre las aguas infestadas de cocodrilos, jacarés y piranhas. Y nos deslizamos por una gruta (bueno, yo no porque no me pasaba la cabeza...) con el agua gélida y oscura. Con todo eso, las niñas se ganaron el apodo de "las espanholas intrépidas"y yo el apodo de "el papá de las espanholas intrépidas". Ahí es ná... Aquí podéis ver una de las múltiples cachoeiras del transcurso del río.












Séptimo y último Dia: Buraco das Araras


El buraco das Ararás es una cavidad en el suelo de unos 80 metros de diámetro y 100 de profundidad producida al desplomarse el techo de una gran cueva. Esta singular formación con entrada en forma de dolina, hace que el lugar sea prácticamente inaccesible para otras formas de vida aparte de los bípedos plumíferos, o sea, las aves.
En este caso el foso en cuestión está lleno de Ararás que son unos papagayos enormes y de colores muy vistosos con el pecho rojo. Pillarlos volando en la foto, fue toda una proeza que demuestra mi singular habilidad para hacer chorradas que no sirven para nada...En el fondo del abismo, aparte de un pequeño lago, yace la difunda funda de la cámara de la peque, inaccesible y libre hasta la eternidad.





Flutuação no Rio da Prata





El río da Prata es un auténtico acuario natural. Con unas aguas relativamente cálidas (con una temperatura que oscila entre 22 y 24 grados), cristalinas (ya que el suelo calcáreo hace que se depositen los sedimentos) y lleno a rebosar de vida. La primera experiencia que se siente cuando te sumerges es...unos pellizcos rarísimos en los labios. Y es que hay unos pecezuelos cabroncetes que te muerden las pielecillas! La peque sufrió toda una decepción cuando salió porque esperaba que se le hubieran comido todo el acné...
El río es muy poco profundo, por lo que no puedes nadar con los pies, sólo con los brazos. Claro que con el traje de neopreno (yo con él puesto, casi podía respirar...) podías flotar en plan matrix por las aguas del río. No incluyo fotos nuestras con el neopreno, porque para verlas, vais a tener que pagar. Valen su precio en oro, os lo adelanto. Los michelines se ven realzados, y cuando caminas fuera del agua, pareces robocop.
Pudimos bucear en el naciente del río, consistente en un manantial burbujeante en el fondo del mismo. Durante el trayecto pudimos observar dos jacarés que nos ignoraron (afortunadamente, digo yo,...) y siguieron con lo suyo. No tengo registro gráfico (os lo tenéis que creer), pues de los mismos nervios (yo, no claro, un amigo) no pude inmortalizar a tan simpática criatura en su hábitat natural.
Luego, y después de librarnos de ser devorados por los cocodrilos, caímos en la manos de unos bichos aún peores. Los mosquitos! Y esos sí que no tuvieron piedad de nosotros....
En la imagen podemos observar uno de los numerosos peces del río, en este caso un Dorado de un tamaño considerable.






São Paulo, Invierno 2010

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada